Estoy observando que en mi entorno cada vez tengo más gente que se están iniciando en el mundo de las manualidades, ya sea elaborando bisutería, haciendo punto, adornando camisetas o cosiendo muñequitas de tela. Yo creo que hacer este tipo de actividades te ayudan a despejar la mente y poder desconectar del entorno tan negativo que nos está tocando vivir.
A mí me ha dado por hacer papiroflexia. Cuando era pequeña me regalaron un manual donde explicaban cómo hacer figuras sencillas, y guardo desde entonces esta afición.
A simple vista puede parecer algo aburrido, inútil, complicado. Y sin embargo cuando vas averiguando sobre este mundillo, te das cuenta de lo divertido que resulta imponerte el reto de conseguir terminar una figura. Elegir los colores del papel, cortarlo, plegarlo de la manera correcta y finalmente conseguir encajar las piezas para terminar una figura se acaba convirtiendo en una pequeña adicción que te empuja a buscar el más difícil todavía.
Eso sin contar con las ventajas que tiene ya que te ayuda a mejorar la concentración, a aumentar tu paciencia, a fomentar la creatividad.
Para que sepáis un poco de la historia del arte de plegar papel, sabed que existe desde el siglo VII dC que se extendió desde Japón y hasta la fecha se han ido desarrollando multitud de modelos y posibilidades. Hasta el SXV era un oficio práctico debido al precio elevado del papel, y es en 1797 cuando se publicó el primer libro dedicado a este arte recibiendo el nombre de ORIGAMI (oru es plegar y Kami es papel).
En próximas entradas iré colgando las distintas figuras que vaya haciendo así como el proceso de realización paso a paso.
Podréis descubrir el gran abanico de posibilidades que te abre conocer este mundillo, como por ejemplo en el campo de la decoración o a la hora de preparar un regalo.
¡Disfrutadlo!
Olga.
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